La Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobó el paquete de dictámenes de la reforma hacendaria en los que se establece el nuevo esquema de impuestos para la industria alimentaria que se aplicarán a partir del 2014.
La Comisión fijó la posibilidad de establecer una tasa de entre 5% y hasta 10% a la enajenación e importación de determinados productos cuya ingesta se encuentre asociada al sobrepeso y obesidad, a efecto de desalentar su consumo.
Los diputados coincidieron con el Ejecutivo con la necesidad de poner un impuesto con un peso por litro a las bebidas saborizadas, así como a los concentrados, polvos, jarabes, esencias o extractos de sabores, que contengan cualquier tipo de azúcares añadidas. Así como aquellos alimentos con una densidad calórica mayor o igual a 275 kilocalorías por cada 100 (gramos).
Dentro de los acuerdos se determinó un gravamen de 5% de Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los llamados alimentos con alto valor calórico o "chatarra": botanas, confitería, chocolates, flanes, pudines, dulces de frutas, de leche, cremas de cacahuate, cereales, helados, nieves y paletas, además de gravar los refrescos y bebidas azucaradas.
"La industria alimentaria es uno de los sectores más dinámicos e innovadoras del país y del mundo con una producción de 124 mil millones de dólares, equivalente al 4.1% del PIB total. Esta industria ha hecho de México el noveno productor de alimentos industrializados del mundo", asevera el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico).
El organismo también se pronunció contra la tasa de 16% de Impuesto al Valor Agregado (IVA) a la goma de mascar y a los alimentos para mascotas. "Los impuestos son desproporcionados, inequitativos y regresivos, porque generan una carga desproporcionada sobre los hogares de la población de menor ingreso", indica el organismo.
En el caso del IVA de 16% al chicle propuesto por el Ejecutivo, la Comisión coincidió con los argumentos expresados por el Gobierno, en el sentido de que este artículo no se trata de un bien que sea destinado exclusivamente a la alimentación, requisito indispensable para que se encuentre exento de gravamen.
En las últimas semanas, durante discusiones públicas los industriales han mostrado su oposición a gravar alimentos y bebidas calóricos. Ningún impuesto va a controlar el consumo de estas bebidas, así lo dijo Raúl Picard, presidente de la Comisión de Comercio Interior de Concamin.
La propuesta del Ejecutivo para gravar las bebidas endulzadas con azúcares añadidas afectará a 150 mil familias de la cadena productiva, señaló Víctor Serralde, presidente de la Comisión de Desarrollo Rural de la Cámara de Diputados.
Fuente: El Financiero